¡Límites desde el día uno! O cómo evitar un colapso emocional en 3, 2, 1…

Si algo he aprendido en el poliamor (además de que Google Calendar es más sexy de lo que parece), es que poner límites desde el principio es tan importante como el consentimiento… o el lubricante. Porque sí, sin límites claros, la cosa se puede poner resbalosa de la peor manera.

Pero, ¿cómo se establecen límites sin parecer un dictador romántico ni una ameba emocional que dice sí a todo? Aquí algunas reglas básicas para no terminar en un enredo peor que un grupo de WhatsApp con 17 personas.

Habla antes de que el Titanic choque con el iceberg

No esperes a que alguien haga algo que te moleste para decirlo. Es mejor aclarar desde el principio cosas como:
❌ "No quiero que traigas citas a dormir a nuestra casa sin avisar."
✅ "Si traes a alguien, que no se coma mi desayuno. Ni me despierte con preguntas filosóficas a las 3 AM."

No uses "ya veremos" como límite

Si no tienes claro un límite, el universo lo decidirá por ti… y el universo es un cabrón. Si algo te incomoda, dilo. Y si no sabes cómo te sentirás, establece una zona de prueba, como un "veamos cómo me siento si sales con alguien más los martes, pero hagamos check-in cada semana."

Define qué información compartir (o si prefieres la versión editada)

No todo el mundo quiere saber todo. ¿Te gusta saber que tu pareja tuvo una cita increíble? Genial. ¿Prefieres no saber detalles visuales sobre qué pasó después? Perfecto. Pero dilo antes de que alguien llegue emocionado a contarte cosas que te hagan sentir como narrador de tu propia tragedia.

Los límites no son castigos, son herramientas de bienestar

No se trata de controlar a nadie, sino de proteger tu paz mental. Un límite no es "no puedes hacer esto porque me da celos", sino "necesito esto para sentirme segura en nuestra relación."

Los límites pueden cambiar (pero no mágicamente en una discusión a las 2 AM)

Lo que funciona hoy puede necesitar ajustes mañana. Establece momentos para revisar cómo te sientes y si necesitas modificar algo. Piensa en tus límites como reglas de un juego de mesa: siempre puedes actualizar el manual, pero no en mitad de una partida intensa.

Aprende a escuchar los límites de los demás sin entrar en modo drama queen

Así como esperas que respeten los tuyos, respeta los de los demás. Si tu pareja dice "necesito que no me escribas 40 veces cuando está en una cita", no significa que te ama menos. Significa que aún no ha descubierto cómo duplicarse para darte toda la atención que quieres.

Y lo más importante… nadie lee mentes, así que comunícate

Si un límite no se dice, no existe. Nadie adivinará que odias los apodos cursis o que necesitas un mensaje de "llegué bien" después de una cita. Dilo. No esperes que la otra persona descubra tus necesidades por telepatía o señales de humo.

¿Se me olvida algo? ¿O prefieres que agregue alguna anécdota o ejemplo más picante? 😏

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