Navegando los Celos

¿Soy un Monstruo Verde o Solo Necesito un Abrazo? Los celos en el poliamor son como el picante en la comida: un poquito puede dar sabor, pero demasiado y terminas llorando en posición fetal.

Cuando empecé en esto de la no monogamia ética, me creía a prueba de celos. Yo, celosa… ¡ja! Qué va, pensaba yo, inocente e ilusa. Pero un día, mi pareja empezó a salir con alguien nuevo, y de repente me descubrí stalkeando su Instagram a la 1 a.m. mientras me preguntaba: "¿Esa sonrisa es natural o es porque él le contó un chiste mejor que los míos?".

Mi Primer Encuentro con los Celos

No fue bonito. Me sentí insegura, con el ego golpeado y con una necesidad absurda de que me aseguraran que seguía siendo "la favorita" (lo sé, lo sé, muy poco evolucionado de mi parte). Pero en lugar de reprimirlo o, peor, fingir que no pasaba nada mientras acumulaba resentimiento cual hámster con semillas, decidí hablarlo.

Le conté a mi pareja lo que sentía, sin dramatismos innecesarios (bueno, casi). Y ahí descubrí que los celos no eran porque tuviera otra pareja, sino porque mi cerebro había entrado en modo "¿y si me cambian por un modelo más nuevo?". Spoiler: No pasó. De hecho, al hablarlo, encontramos formas de reforzar nuestra conexión y mi ansiedad se fue de vacaciones.

Estrategias para que los Celos no te Coman Vivo (o no comerte a tu pareja)

  • Reconócelos sin vergüenza. No eres un villano de telenovela por sentir celos. Lo importante es ver de dónde vienen.

  • Comunícate sin culpar. Un “Me siento inseguro cuando…” es mejor que un “TÚ y TU AMANTE arruinaron mi vida.”

  • Autoanalízate como si fueras tu propio terapeuta. ¿Es miedo al abandono? ¿Baja autoestima? ¿O solo hambre? A veces un snack arregla más de lo que crees.

  • Practica la compersión. Es decir, intenta sentir alegría por la felicidad de tu pareja… y si no te sale natural, finge hasta que se haga real (o al menos inténtalo).

  • Establece límites sanos. No es lo mismo decir “Me siento mejor si sé cuándo sales con alguien” que exigirle que lleve un GPS rastreable (eso ya es FBI, no poliamor).

Conclusión

Los celos en el poliamor no son el fin del mundo, pero sí pueden ser una oportunidad para aprender más de ti mismo. Si te pasa, respira, ríete un poco de la situación y recuerda: no eres un monstruo verde, solo un humano con emociones. Y si todo falla… ¡terapia, amigos, terapia!


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