¡Hola, guerreros de la vida! Hoy vamos a hablar de un tema que todos enfrentamos en algún momento: las críticas. Sí, esas opiniones no solicitadas que llegan como si fueran el repartidor de pizza, pero en lugar de una deliciosa cena, te traen un extra de ansiedad.

¡Felicidades! Has decidido abrir tu relación. Pero espera... ¿qué es esa sensación en tu estómago? ¿Es emoción, ansiedad, o quizás la última pizza que comiste? Vamos a explorar cómo manejar esa ansiedad. Comparemos las expectativas con la realidad.

Hablemos claro: si hay algo que el hombre heterosexual promedio ama más que la pizza y el fútbol, es ver a dos mujeres juntas. No importa si es en la vida real o en un video con pésima iluminación y música de ascensor, la idea de dos chicas dándose amor parece ser el sueño dorado de muchos.

El mundo del poliamor, los swingers y la educación sexual. Un universo donde el amor y el erotismo se celebran con entusiasmo. Pero, ¡atención! A veces, la gente confunde la apertura de estas identidades con una invitación a "¡Vamos a la cama!" como si estuvieran en una fiesta de disfraces donde todo vale. ¡Vamos a desmitificar esto con un poco de humor!

Si alguna vez alguien quiere un reto, que intente ser una mujer bisexual, poliamorosa y casada con una lesbiana ex-hétero y monógama. Es como jugar un videojuego en modo difícil, pero sin tutorial.

Cuando nos conocimos, ella era “hetero con dudas”, lo que básicamente significa que se resistía a admitir lo obvio. Yo, con mi detector de heterocuriosas bien calibrado, lo supe antes que ella

¡Bienvenidos a la divertida odisea de Pedro, un tipo común que descubrió que era poliamoroso sin tener ni idea de lo que eso significaba! Prepárense para reír mientras exploramos su confusión y sus hilarantes malentendidos

Las relaciones poliamorosas son fascinantes, pero a menudo malinterpretadas. Aquí te traemos algunos mitos comunes sobre el poliamor, acompañados de un poco de humor para que no te lo tomes tan en serio. ¡Vamos a desmitificarlos!

El poliamor, que implica mantener múltiples relaciones amorosas consensuadas, enfrenta no solo desafíos sociales y culturales, sino también repercusiones y obstáculos legales significativos. A medida que las sociedades evolucionan y se vuelven más inclusivas, es crucial examinar cómo el marco legal actual afecta a las personas en relaciones poliamorosas.

Hay opciones para todos los gustos, estilos y niveles de compromiso. Desde las triadas hasta las redes complejas de conexiones, el poliamor desafía la idea de que el amor debe limitarse a dos personas. Pero, ¿sabías que no todas las relaciones poliamorosas son iguales? Aquí te presentamos un menú de los diferentes tipos de relaciones poliamorosas, para que encuentres la que mejor se adapte a tu apetito emocional (y, quién sabe, tal vez descubras un nuevo plato favorito).

El poliamor es hermoso: múltiples conexiones, amor en abundancia, y la oportunidad de que tu corazón tenga más citas que tu agenda. Pero, seamos honestos, también puede ser un desastre logístico digno de un malabarista con sueño. Entre recordar cumpleaños, aniversarios, y qué pareja odia el sushi, mantener la consistencia y organizar los horarios es como armar un rompecabezas… pero con piezas que se mueven solas.

La No-Monogamia Ética no es solo una forma de relacionarse; es un arte. Y no, no estoy exagerando. Si el amor monógamo es como pintar un retrato clásico, la no-monogamia es como crear un mural lleno de colores, texturas y detalles. Requiere creatividad, paciencia y, sobre todo, mucha práctica. Aquí te explico por qué la no-monogamia es un arte, con un toque de humor para que no te tomes demasiado en serio (a menos que estés en una cita, en cuyo caso, sé serio).

Si algo he aprendido en el poliamor es que la honestidad temprana evita dramas tardíos. Nada de esperar al tercer mes para soltarlo con la excusa de “no pensé que esto llegaría tan lejos”. ¡ERROR! Porque si lo dices tarde, quedas como mentirosa, manipuladora o peor… como una persona que hace ghosting emocional en su propia relación

El clásico momento en el que un monógamo curioso—con cara de quien acaba de ver un unicornio (pero de los mitológicos, no de los swingers)—empieza con el interrogatorio.

No te preocupes, aquí tienes respuestas ingeniosas para esos momentos en los que te sientes más como profesor de filosofía que como ser humano con vida amorosa.

Todo iba perfecto. Años de amor, risas, buen sexo y esa química que parecía sacada de una película indie con excelente soundtrack.

Ella y yo nos conocimos cuando aún se identificaba como hetero. Yo, con mi radar bien afinado, vi la duda en sus ojos desde el día uno. Como buena anfitriona del mundo LGBT, le di la bienvenida, le enseñé el tour completo y, para cuando se quiso dar cuenta, ya tenía membresía premium en el club de las bisexuales.

¡Hola, amigos! Hoy quiero compartir con ustedes una historia personal que me hizo darme cuenta de lo importante que es ser auténtica y celebrar nuestras diferencias. Y, por supuesto, lo haré con un toque de humor porque, ¿qué sería de la vida sin unas buenas risas?

Si algo he aprendido en el poliamor (además de que Google Calendar es más sexy de lo que parece), es que poner límites desde el principio es tan importante como el consentimiento… o el lubricante. Porque sí, sin límites claros, la cosa se puede poner resbalosa de la peor manera.

El compromiso en las relaciones no monógamas es como un pastel: puedes compartirlo con varias personas, pero eso no significa que cada porción sea más pequeña o menos deliciosa. Aunque mucha gente piensa que el poliamor y las relaciones abiertas son sinónimo de "libertad sin responsabilidades", la realidad es que el compromiso sigue siendo clave. Solo que, en lugar de comprometerte con una persona, lo haces con varias. Aquí te explicamos qué significa el compromiso en las relaciones no monógamas, con un toque de humor para que no te tome demasiado en serio (a menos que estés en una cita, en cuyo caso, sé serio).

¡Bienvenidos al fascinante mundo de las citas poliamorosas! Donde las expectativas son altas y la realidad, bueno... a veces es como intentar hacer malabares con tres pelotas mientras montas una bicicleta. Vamos a comparar las citas monógamas con las poliamorosas y ver qué tan diferentes pueden ser.